jueves, 7 de junio de 2018

La suspensión de Venezuela en la OEA parece probable y cercana


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WASHINGTON.- El chavismo, que durante años ejerció gran influencia sobre la Organización de los Estados Americanos (OEA), sufrió la deserción masiva de sus aliados durante la histórica sesión del martes, donde los países miembros aprobaron una moción que certificó el carácter dictatorial del régimen bolivariano y creo las bases para la eventual suspensión de Venezuela.
El cambio en la correlación de fuerzas es dramático frente al panorama de hace sólo unos meses. Solamente tres países —Bolivia, San Vicente y Dominica— decidieron en esta ocasión salir en auxilio de Maduro, mientras que el grueso de sus aliados tradicionales le dieron la espalda, elevando a 11 el número de abstenciones.
Las probabilidades de conseguir los 24 votos necesarios para suspender a Venezuela de la organización ahora parece un objetivo muy alcanzable y muy próximo, dijeron expertos consultados.
“Eso va a ser rápido”, dijo desde Washington Miguel Mirabal, vicepresidente del Venezuelan American Leadership Council, organización que ha asistido a la OEA en la documentación del avance del autoritarismo en Venezuela.
“Ellos siguen teniendo sus incondicionales, pero sus aliados los perdieron. Ayer lo que vimos fue como muchos de sus antiguos compañeros del ALBA [Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América] votaron en contra de Maduro o se abstuvieron”, agregó.
Los cuatro votos —incluyendo el de la propia Venezuela— que votaron contra la resolución, contrastan con el sólido bloque de 11 votos que el año pasado se oponían a discutir la crisis venezolana en la organización multilateral.
Entre las deserciones de esta semana que más llamaron la atención están las de Ecuador, Nicaragua, Haití, el Salvador y República Dominicana. Los primeros cuatro terminaron absteniéndose mientras que el último terminó votando contra Maduro.
La resolución aprobada el martes con 19 votos incluye una condena de las elecciones del 20 de mayo, en las que el Consejo Nacional Electoral, controlado por el chavismo, ungió a Maduro como ganador de unos comicios que habían sido declarados de antemano como fraudulentos por la comunidad internacional.
Pero más impactante fue la reiteración de que en Venezuela ha habido una alteración del orden constitucional, que en esencia declara que la democracia ha dejado de existir en el país petrolero y que es imperativo que la región una esfuerzos para restaurarla.
Ese pronunciamiento podría terminar siendo clave para convocar próximamente una asamblea extraordinaria en la OEA para proceder votar sobre la suspensión de Venezuela, para lo cual se requiere el pronunciamiento a favor de dos tercios de los 34 países miembros.
Pese a la deserción masiva, el régimen de Caracas intentó caracterizar los eventos en la OEA como una gran derrota de sus adversarios, y especialmente de Washington.
“Rodó [el vicepresidente] Mike Pence y el imperialismo yanqui: no consiguieron los votos para aplicar la Carta Democrática a nuestra patria”, declaró el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez.
Fue una “victoria de Venezuela. Tienen dos años con los mismos 19 votos. [Y] ni con todas las presiones logró Pence vulnerar la dignidad americana”, agregó Rodríguez en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, la percepción es muy diferente en Estados Unidos. Desde Washington, el senador federal floridano Marco Rubio describió la votación como una manifestación de lo que Maduro puede esperar.
“Aplaudo a las naciones que votaron por la suspensión del régimen e insto a que se tomen más medidas para aislar a los gobernantes ilegítimos en Caracas”, dijo el senador en un comunicado.
“Esta es otra advertencia para Maduro y sus secuaces de que sus días en el poder están contados”, agregó el senador, una de las voces más influyente sobre la política estadounidense sobre Venezuela.
La resolución es la más estricta que se acordado hasta la fecha la OEA sobre la crisis venezolana desde que su secretario general, Luis Almagro, comenzó a denunciar el quiebre del hilo democrático y las violaciones de los derechos humanos cometidos en el país petrolero.
La OEA expulsó a Cuba en 1962 y suspendió brevemente a Honduras después de un golpe de Estado en 2009. La sanción a Cuba se levantó en 2009 pero la isla rechazó reintegrarse al organismo.
La 48va asamblea del organismo multilateral estuvo marcada esta semana por los persistentes esfuerzos del canciller de Maduro, Jorge Arreaza, por entorpecer las denuncias formuladas contra el mandatario, quien es acusado de desmontar uno de las democracias más antiguas de América Latina para instaurar un régimen dominado por organizaciones criminales y el narcotráfico.
La sesión se tornó bastante caldeada el martes por la mañana después que el embajador de Estados Unidos, Carlos Trujillo, explicara que las sanciones impuestas por Washington han sido para castigar a líderes del régimen involucrados en el narcotráfico.
El comentario enfureció a Arreaza, quien intentó interrumpir el orden de la sesión para defender la reputación de su gobierno, exigiéndole al presidente de la Asamblea, el canciller de Paraguay, Eladio Loizaga, que lo dejara hablar.
“Un momento señor canciller, un momento señor canciller, el señor Trujillo aquí acusó de narcoestado a mi país. Aquí el señor Trujillo acusa de crímenes de lesa humanidad a los funcionarios de mi gobierno. Eso es una falta de respeto y yo no tengo por qué aceptarlo”, manifestó encrespado Arreaza.

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