lunes, 10 de marzo de 2014

¿Hasta tú, Montalvo...?


Opinion
Oscar Medina
La tarea encomendada a una comisión del gobierno por el Presidente Medina fue discutir y consensuar una ley especial de naturalización, a la que pudieran acogerse ciudadanos nacidos en territorio nacional no pasibles de acceder a la nacionalidad dominicana pero con arraigo y vínculos primarios e indisolubles con el país.
Esa comisión quedó bajo la coordinación del ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, y fue integrada además por el ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul; el consultor jurídico del Poder Ejecutivo, Cesar Pina Toribio, y por el presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario Márquez.
Su mandato es procurar una salida que respete y reconozca el alcance de la TC168/13, al tiempo de solucionar de forma humana y solidaria el estatus legal de personas como Juliana Deguis y los demás afectados por el efecto intercomunis de esa sentencia del Constitucional. Es decir de los inscritos irregularmente en el Registro Civil bajo circunstancias que les impiden acceder a la nacionalidad dominicana por el “ius solis”.
A esos efectos se acordó un proyecto de ley especial de naturalización a finales de noviembre, el cual debía ser presentado al Congreso para su conocimiento y aprobación.
Pero ese proyecto, que en principio apoyaron todos los miembros de esa comisión, no gustó a los sectores que sustentan la causa antinacional, quienes en complicidad con organismos multilaterales y el gobierno haitiano presionaron para el proyecto fuera modificado de acuerdo a sus intereses.
Eso llevó a que algunos funcionarios de quinta categoría que sirven al ministro Montalvo idearan y redactaran otro proyecto, pero ya no de naturalización, sino una amnistía de nacionalidad de amplio espectro.
Un proyecto antinacional que procura satisfacer a los agentes y cotizantes nacionales y extranjeros que tienen en su agenda dominicanizar a la mala a cientos de miles de haitianos.
Un adefesio al que han puesto el nombre grandilocuente de “Anteproyecto de Ley de Convalidación de Actos del Estado Civil y Regularización Documental de Personas no Inscritas en el Registro Civil Dominicano”, y que constituye una ilegalidad que choca de frente con la Ley de Migración y la Constitución, y se lleva de encuentro dos sentencias irrevocables y vinculantes a todos los poderes públicos: La dictada por la Suprema Corte de Justicia del 14 de diciembre del 2005 y la 168-13 del Tribunal Constitucional.
Y que además representa un acto de deslealtad con Danilo. Ya que los funcionarios que la prepararon están al servicio del Presidente y supuestos a defender su imagen. Y con una cosa como esta lo ponen a desdecir con hechos sus palabras en Cuba, y a lucir como un mandatario que sucumbe a presiones externas en detrimento del interés nacionalÖ. ¡Y ese no es Danilo Medina!
Este adefesio plantea en su Artículo primero que se disponga “la convalidación de todas las actas de nacimiento instrumentadas por Oficiales del Estado Civil, sin el cumplimiento de los requisitos legalesÖ”. Y en su Artículo sexto dispone que “toda persona que habiendo nacido en el territorio nacional no figure inscrita en el Registro Civil Dominicano o el mismo haya sido anulado por un tribunal competente, podrá acogerse con eficacia retroactiva al momento del nacimiento a la regularización documental prevista en este artículo, sujeto a que acrediten fehacientemente el hecho del nacimiento, el arraigo y vínculos con la sociedad dominicana, en conformidad a los requisitos establecidos en el reglamento de esta ley.”
Es decir, que de producirse la improbable aprobación de este mamotreto se estaría validando para fines de nacionalidad las actas que el TC ya estableció como no válidas. Y peor aún, alcanzaría también a personas que ni siquiera están inscritos en el Registro Civil, al extremo que cualquier individuo que alegue haber nacido o tener arraigo en el país podrá acceder a este procedimiento y obtener la nacionalidad dominicana sin tener que presentar ningún documento oficial que compruebe su nacimiento en territorio nacional.
Podrán cruzar la frontera en la noche y al salir el sol serán tan dominicanos como el que más.
Y si sólo pensar algo así es una barbaridad, plantearlo en un proyecto de ley constituye un imperdonable acto de traición a los valores de la nacionalidad y de la dominicanidad, y una evidente muestra de que algunos han perdido hasta el más elemental sentido común.
PuesÖ ¿En qué cabeza cabe que los demás miembros de esa comisión aprobarían semejante cosa? Con gente que verdaderamente representa los intereses nacionales y defiende la imagen del Presidente como Monchy Fadul, César Pina y Roberto Rosario.
¿Y quién en su sano juicio puede pensar que el Presidente enviaría un esperpento así al Congreso? ¿O es qué no escucharon a Danilo en La Habana? ¿Ni a Reynaldo Pared el 27 de febrero? ¿No saben que ese Congreso jamás se prestaría a aprobar una ley que viole la sentencia como pretenden estos descabezados?
¿Y qué sucedería en el Tribunal Constitucional si por algún imprevisto giro del destino este absurdo llegara a aprobarse? Si alguien tiene alguna duda que busque la sentencia TC/0028/14 dada a conocer la pasada semana, que ratifica en todas sus partes la TC/168/13.
Consecuentemente, ese adefesio no tiene ninguna posibilidad de convertirse en ley.
Es entendible que esos intrascendentes que merodean el poder no sean capaces de comprenderlo. Sus limitadas capacidades son proporcionales a su manifiesta arrogancia. Lógico también que el frente antinacional y su canalla mediática no quieran reconocer esa realidad. Hacen mucho dinero defendiendo esa causa.
Pero... ¿cómo convencieron a Montalvo para comprometerlo con ese proyecto?
Un hombre de la trayectoria política del ministro de la Presidencia debería saber que ese invento no tiene ninguna posibilidad de convertirse en ley. Y que además, el solo hecho de que emanara de esferas gubernamentales, ocasiona un daño terrible al Gobierno y a la imagen del Presidente.
Nadie duda de la capacidad de trabajo, la integridad, la honestidad y la lealtad a Danilo Medina de Gustavo Montalvo, pero es evidente que se le imponen una de estas dos razones:
¿O coordinar tantas comisiones le generan más presión de la que puede manejar... O las alturas del poder le han hecho perder la perspectiva? Sólo así se podría entender que defienda semejante mamotreto...

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