La gravedad de la situación de Haití con desórdenes en las calles, las amenazas de asaltos mortales y el cierre de algunas embajadas en Puerto Príncipe, están concitando el respaldo de partidarios y adversarios a la postura asumida por el presidente Abinader para defender la RD.
El cierre de la embajada y los consulados dominicanos en el vecino país y la denuncia del presidente dominicano de que “Haití vive una guerra civil de baja intensidad”, refuerzan la creencia de que “hay gestiones importantes en marcha”, al decir de una fuente diplomática europea.
La clausura por el momento de las actividades de los consulados en Haití tendrá una consecuencia inmediata en los negocios del socio comercial. República Dominicana avisó a sus ciudadanos en el país vecino que se resguarden y se abastezcan de alimentos ante la situación caótica.
También el gobierno dominicano dispuso que fuerzas especiales mantuvieran control en el perímetro de la residencia diplomática que está situada en Pétionville en los altos de Puerto Príncipe, y que un helicóptero se mantuviera listo para cualquier evacuación de personal diplomático.
Discurso en la OEA
El pronunciamiento de Abinader tuvo lugar en el Consejo de la OEA que se reunió de manera especial para escucharlo. A la sesión asistieron también varios mandatarios de países del Caribe inglés que además se juntaron con la vicepresidenta Harris, teniendo como tema genérico el cambio climático.
Abinader expuso el problema político que representa la situación de Haití a la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris y a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en una visita casi relámpago a la capital norteamericana en medio del apremio. El gobernante dominicano habría notificado a las dos estadistas los grandes aportes que con su modesta economía está haciendo la parte dominicana con vistas de aliviar la situación en Haití, las presiones políticas del vecino país y sus bandas armadas que aterrorizan a la población.
Abinader ha sido blanco de los ataques del ex canciller haitiano, Claude Joseph, quien en busca de marcar su territorio en la política del vecino país, acusa de racista y otros señalamientos a la parte dominicana. Joseph busca erigirse en el líder que el populacho de las calles pudiera aupar.
Abinader prudente
El gobernante dominicano ha sido prudente en el manejo de la situación y ha evitado responder los epítetos e insultos proferidos por Joseph en su cuenta de Twitter y en entrevistas radiofónicas en las cuales es cada vez más radical en sus juicios queriendo quizás encontrar partidarios en la diáspora.
Abinader voló a Washington,DC, para una reunión ya programada con la vicepresidenta Harris, dando seguimiento a un encuentro de la vicemandataria con los líderes de varios países del CARICOM. El presidente Biden le dio esa encomienda a Harris en parte por su origen jamaiquino.
Su discurso fue leído mediante el teleprónter y pronunciado correctamente con traducción simultánea en los cuatro idiomas de la OEA: inglés, español, francés y portugués. Al retornar al país, el presidente se preparará para pronunciar otro discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas con motivo del 77avo. Período de sesiones de la Asamblea General, que tendrá su debate general la semana que viene.
En los medios diplomáticos se afirma que los Estados Unidos está seriamente preocupado por el derrotero de la situación en Haití, que podría desestabilizar políticamente la región y complicar aún más la situación migratoria ya que miles de haitianos amenazados por la miseria se embarcan en botes.
La advertencia de que reviva la crisis del “boat people” es una amenaza latente contra los países de la cuenca del Caribe especialmente Jamaica, Cuba y Bahamas, que pudieran ver oleadas de refugiados haitianos que se embarcan en botes hacia los Estados Unidos y recalan en sus costas.
Una desgracia parecida ocurrió en Vietnam de 1978 a 1979 a raíz de terminar la guerra que desangró ese país y de la partida de las tropas de los Estados Unidos. La huida de haitianos pobres en frágiles embarcaciones complica la situación de Cuba y los países mencionados que los retornan a su nación.
Se teme caos total
Algunos países como España, Francia y Canadá, que esta semana cerraron sus embajadas en Puerto Príncipe para los servicios al público, temen un caos total ya que las bandas que aterrorizan las ciudades haitianas no encuentran respuesta de la Policía Nacional de Haití (PNH), que no tiene fuerza ni moral. El primer ministro Ariel Henry, quien admite que la situación es insostenible y pide ayuda de los países amigos y de la comunidad internacional, ha sufrido un par de atentados de los cuales ha salido ileso y el miércoles aumentó los precios de la gasolina para sincerarlos respecto al mercado exterior, lo que desató la ira nacional.
Sin base política de ningún tipo, el primer ministro haitiano tiene en contra a los sectores religiosos incluido a los sacerdotes del vudú, que ven el deterioro total de la situación política, económica y social sin aparente salida. La Conferencia del Episcopado denunció esta semana en una carta pastoral la inseguridad y falta de autoridad.
Nadie al parecer quisiera enfrentar un pronóstico que está en la mente de los haitianos dentro del país y de los llamados “países amigos de Haití”, que sería una intervención militar extranjera. Estados Unidos intervino Haití tras el caos que se creó a raíz del asesinato del presidente Sam en 1915.
Los marines y fuerzas de varios países volvieron a la nación caribeña tras la huida del presidente Jean Claude Duvalier en 1986 y el posterior derrocamiento del presidente Jean Bertrand Aristide, quien fuera el primer presidente elegido democráticamente en la historia del país. Aristide vive en Haití, pero en silencio.
Tras años en el exilio mayormente en Sudáfrica, donde concurrió como un estudiante común a estudiar suahili, un idioma que hablan 45,000,000 de africanos que viven en el norte y sur del desierto de Sahara, Aristide quizás no se presente más como candidato presidencial, pero conserva apoyo popular.
Estados Unidos, el principal socio comercial del país después de la República Dominicana, no quisiera involucrarse en lo que sería una aventura mientras mantiene firme apoyo a Ucrania frente a Rusia y tiene problemas interiores. Involucrarse militarmente en el Caribe podría complicar al presidente Biden, que quiere la reelección en el 2024.
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