lunes, 31 de octubre de 2022

Una Opinion

 

El béisbol y la mafia en las taquillas del Licey

Sin embargo, ese éxito que debía beneficiar al fanático, actualmente se ejerce en contra de las personas particularmente seguidores del Licey

  • El béisbol y la mafia en las taquillas del Licey

    Fanáticos del béisbol.

Ángel Lockward
Santo Domingo, RD

El deporte – la guerra más sana – desde los primeros tiempos de la humanidad, ha recogido el interés de los pueblos y, desde entonces, también ha sido centro de estafas, a través de la venta de los resultados, de incapacitar a contendientes y, sobre todo, de estafar a los fanáticos, práctica que hoy es la práctica diaria del Estado Quisqueya, en particular, en los juegos en que el Licey es home club, si va en contras de las Águilas o El Escogido.

El baseball base de la cultura deportiva dominicana siempre fue subsidiado por el Estado y, ocupó una importancia tal en el pasado que, en las décadas de los 70, 80 y 90, el país a veces quedaba a oscuras, pero a nadie se le ocurría que no hubiera energía en el Estadio Quisqueya.

Cada año era habitual la romería al Palacio Nacional en procura de dinero para completar los pagos y, desde luego, reparar un estadio que se construyó en el año de 1955 para 13,186 espectadores, 2,653, parcos A y AA, 3,533 preferencias y 7,000 bleachers: Las ganancias del mercado negro por juego andan entre los RD$ 15 y RD$ 20 millones.

Leonardo Matos Berrido – a través de su labor gerencial - modificó positivamente la realidad del deporte profesional más importante del país y, desde hace años, aunque reciben subsidios, ya es una actividad rentable en que la venta de las taquillas, tiene una importancia menor: Es la publicidad y las ventas derivadas de los símbolos, así como los productos lo que financia el certamen.

Sin embargo, ese éxito que debía beneficiar al fanático, actualmente se ejerce en contra de las personas particularmente seguidores del Licey - que son estafados cada noche por un sistema formal que traspasa la venta de las boletas al mercado negro con el cual comparte enormes ganancias en la informalidad de los callejones y la sombra de los árboles impidiendo que estas lleguen al público en forma directa.

Todo – aparentemente - es transparente, moderno y licito, las gentes pueden comprar sus taquillas a través de la red, formalmente, no en la realidad, porque nunca hay; usted puede ir al Supermercado Nacional a través de UEPA tickets, en SAMBIL en la tienda de la LIDOM, como hice el jueves, pero allí le anuncian que se venderán – para el domingo – desde el viernes en boletería…, ese día no se puede porque El Escogido es home club y no vende las del domingo pues le corresponde venderlas al Licey, el sábado a partir de las 6:00 a.m.,

Este sábado miles de personas amanecieron haciendo colas para una taquilla, pero, a las 9:00a.m., colocaron un anuncio indicando que, por disposición del Licey, sería el domingo cuando estarían a la venta las boletas.

Asombrado, trate de comunicarme con el amigo Vitelio Mejía, Presidente de Lidom, para intentar comprender esa burla al público, éste no apareció, ni hubo nadie en sus oficinas; sin embargo, Parmenio Rodríguez, del Licey, si estaba y tomó el teléfono.

El 70% de los asientos corresponden a abonados, me dijo, quedan apenas unas 3,000 boletas para la venta, envía a comprarlas el domingo, recomendó.

Ese día, luego de tres horas en la cola, al abrir la venta informaron que solo había bleacher…

Cerrando el teléfono me informaron que el mercado negro también abrió ventas, la sesión de palcos, cuyo costo según la boleta era de RD$ 900.00 se vendía a un mínimo de RD$ 3,000.00: Si la querías y, los corredores del mercado negro tenían a montones. Vendían incluso las boletas que Lidom obsequia a los jugadores, como el caso de los asientos 2,3,4 y 5 AA 43; a las 4:45 de la tarde todavía había largas colas de gente humilde buscando una taquilla en bleacher aunque fuera en la zona del equipo contrario.

Esta estafa de desviar, ordenadamente las taquillas disponibles al mercado negro, debe ser investigada y corregida por las autoridades pues constituye un engaño al consumidor y, viene generando enfrentamientos y discusiones violentas, como recogió la televisión del domingo a través de SIN y de otros canales: Este abuso exacerba el ánimo del público que luego de días y horas esperando una boleta, comprueba que se trata de un relajo.

No sucede exclusivamente en el Estadio Quisqueya, la prensa recogió el sábado que más de 4,000 personas que compraron sus entradas no lograron entrar al concierto de Bad Bunny porque fueron estafados con las compras en línea; este popular artista, como otros con muchos fans, sin embargo, se van y la estafa se desvanece, se olvida, pero en el caso de Águilas y Licey, el Gobierno debe investigar esa mafia o cualquier día habrá una desgracia propiciada por la Liga Dominicana de Base Ball que, con este sistema, si bien ella no se favorece, a alguien está haciendo rico.

¡Para colmo! Después de sucumbir al mercado negro, Las Águilas salieron al terreno de juego, pero no jugaron: No picharon, no defendieron bien y tampoco batearon…, pero de eso tal vez no tuvo la culpa el mercado negro.

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