Incremento de violencia entre bandas, impunidad «generalizada», corrupción «endémica»… La crisis en Haití se «agravó aún más» el último año, advirtió el miércoles el secretario general de la ONU, y pidió «un apoyo internacional sólido».
«La crisis multifacética que atraviesa Haití, marcada sobre todo por la violencia de las bandas organizadas, se ha agravado aún más desde el establecimiento del régimen de sanciones» en octubre de 2022, que por el momento sólo apunta a un líder de una banda, escribe António Guterres en un documento publicado este miércoles.
El informe se conoce cuando los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas están negociando el mandato de una fuerza internacional solicitada por Puerto Príncipe para apoyar a la sobrepasada policía del país caribeño, una misión ajena a la ONU cuyo mando debe tomar Kenia.
Desde hace un año, la violencia de las bandas, que han reforzado su control sobre la capital y otras regiones, «se ha vuelto aún más intensa y más brutal», describe Guterres, al mencionar las violaciones utilizadas como arma de terror, los francotiradores en los techos y personas quemadas vivas, pero también la aparición en primavera de un movimiento de autodefensa.
Entre octubre de 2022 y junio de 2023 se registraron casi 2.800 asesinatos, incluidos casi 80 contra menores, según el informe.
El número de secuestros para pedir rescate, probablemente subestimado, también ha aumentado con casi 1,500 casos durante el reciente año.
Esta violencia «está alimentada por el tráfico de armas y municiones», principalmente desde Estados Unidos, y «por flujos financieros ilícitos», denuncia el Secretario General.
Como resultado, «los miembros de las bandas armadas son más numerosos y están mejor armados» que los aproximadamente 14,000 policías contabilizados a finales de junio de 2023. Y «utilizan armas de mayor calibre y equipos más sofisticados».
Ante esta situación, más del 5% del personal abandonó la policía en el primer semestre del año.
El informe también sostiene que «la impunidad sigue siendo un problema generalizado».
Varios casos emblemáticos, incluido el asesinato del último presidente Jovenel Moïse hace dos años, no avanzan y la seguridad de los jueces es un problema.
Y «la corrupción sigue siendo endémica» en todos los sectores del Estado, desde el soborno hasta la malversación de fondos, además del lavado de dinero, agregó el informe.
En un sistema judicial saturado, la situación en las prisiones también se ha deteriorado, con una superficie media de 0,3 m2 por cada uno de los 11,800 detenidos (9,950 de ellos en prisión preventiva).
«La estabilización de las condiciones de seguridad en Haití requerirá un sólido apoyo internacional, no sólo para que la policía nacional restablezca la seguridad, sino también para los servicios penitenciarios, el sistema judicial, los controles aduaneros y la gestión de fronteras», insistió el secretario general de la ONU.
Y para ello, se debe contar con una financiación «adecuada».
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