Mike Rodriguez
Santo Domingo, RD.
La relación entre un jugador y su equipo es fundamental para el éxito y la felicidad de ambos. En el caso de Juan Soto, la estrella dominicana del béisbol, su experiencia con los New York Yankees ha sido notablemente negativa, lo que lo llevó a tomar la decisión de no querer ser un Yankee para toda la vida. Desde su presentación hasta su falta de integración en el equipo, varios factores contribuyeron a su descontento y, finalmente, a su traslado a los New York Mets.
Desde el principio de la temporada, la forma en que Soto fue presentado a su nuevo equipo dejó mucho que desear. La presentación se realizó a través de una videoconferencia por Zoom, un método que muchos consideraron frío e impersonal.
En un deporte donde el sentido de comunidad y pertenencia es vital, este inicio distante sentó un precedente que afectó la dinámica entre Soto y el resto del equipo. La falta de un recibimiento cálido y personal no solo hizo que Soto se sintiera aislado, sino que también generó dudas sobre su lugar dentro de la organización.
Juan Soto
La situación se complicó aún más cuando Soto observó cómo el capitán del equipo organizaba fiestas y celebraciones, en las que él nunca era invitado.
Estas exclusiones pueden parecer triviales, pero en el contexto del béisbol, donde la camaradería y la conexión entre los jugadores son cruciales, esta falta de inclusión afectó negativamente su percepción del equipo. La sensación de ser un forastero en un grupo que debería haber sido su familia deportiva se convirtió en un obstáculo que le resultó difícil de superar.
El maltrato que sufrió la familia de Soto por parte del personal de seguridad del equipo fue otro factor que dejó un mal sabor en su boca. Cuando un jugador siente que su familia no está segura o es maltratada, es difícil para él concentrarse en su juego y sentirse feliz en su entorno. Este tipo de incidentes puede tener repercusiones emocionales duraderas, y en el caso de Soto, afectó su percepción del compromiso de los Yankees hacia él y su círculo cercano.
Además, la falta de comunicación y apoyo por parte de sus compañeros durante el proceso de firma fue un claro indicativo de la desconexión que existía. Ninguno de los jugadores se tomó el tiempo para llamarlo y expresarle su interés en que se quedara en el equipo.
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