Dos Casos Institucionales
Por LUIS GONZÁLEZ FABRA
Es difícil para cualquiera entender como es posible que un Ministro de educación invierte casi 20 millones de pesos en una estructura efímera en una feria de catorce días.
Y mas difícil es comprender como un Presidente de la Cámara de Diputados aprueba la distribución de catorce millones de pesos entre los honorables miembros de ese cuerpo legislativo para que estos brinden habichuelas con dulces en Semana Santa a su familia.
Y lo que es todavía mas complicado para comprenderlo es como el Poder Ejecutivo, en ninguno de los dos casos citados mas arriba, ha dicho ni hecho nada. Solo ha observado. Ha escuchado el clamor de indignación de la población. Y nada mas.
El Ejecutivo juega al olvido. No digan nada. No reaccionen. Con los días eso se olvida.
El señor Ministro de Educación no ha reconocido que cometió una error ni ha pedido excusas por su mala decisión, a un país que esta tomando dinero prestado hasta para limpiar un rió. Dijo haber escuchado las criticas y las tomara en cuenta para la feria del año próximo. Es todo.
El honorable Presidente de la Cámara de Diputados no ha dicho esta boca es mía. Quizás entiende que no debe ninguna explicación a los contribuyentes. O es posible que considere que ese dinero el lo administra a su mejor parecer y no tiene que rendir cuenta a nadie.
Estos dos casos ilustran como andan las instituciones en nuestro país.Y como ninguna institución es mejor que quienes la integran, pues están, en manos de hombres de criterios tan liberales para el manejo de lo ajeno como el Ministro de Educación y el Presidente de la Cámara de Diputados, a la deriva.
Y con el mismo rumbo va el país.
Un Poder Ejecutivo indiferente ante el deterioro institucional. No le preocupa el dispendio. No le asombra el despilfarro. No le llama la atención el relajo con los fondos públicos.
Entonces, no entiendo, como le duelen los pobres pero no le importa la plataforma democrática y ética del gobierno.
¿Feria del Libro o del Gobierno?
Por ROSARIO ESPINAL
El Estado y la cultura se fundamentan en nociones contradictorias. El Estado es regulador y ordenador de la sociedad; es el ogro filantrópico en palabras de Octavio Paz. La cultura, por el contrario, es expresión de la diversidad, la creatividad, la imaginación, la utopía, las esperanzas y desesperanzas del pueblo.
Sólo a veces, raras veces, encuentran el Estado y la cultura un espacio para convivir en armonía, y la razón es simple: el Estado está compelido a homogeneizar una supuesta esencia nacional, una supuesta historia común, mientras la cultura busca las formas de deshilar los entornos de la nación para hilvanar en la creatividad y el conocimiento sus diversas manifestaciones y potencialidades.
El Estado se asocia con mandar, tiene incluso la capacidad de reprimir y matar. La cultura, por el contrario, asume la estética, el cuestionamiento, la irreverencia. Por eso el Estado y la cultura transitan por carriles diferentes.
Esta naturaleza disímil debería indicarnos que lo aconsejable es mantener independencia entre el Estado y la producción cultural.
Pero como el Estado capta tantos recursos del pueblo, existe la inclinación a pensar y postular que le corresponde promocionar la cultura, que la producción cultural será más rica y estable si el Estado se involucra, que las instituciones culturales sólo se sostienen si el Estado las mantiene.
No son argumentos a ignorar. Ciertamente el Estado acapara muchos recursos, y por tanto, tiene la capacidad y responsabilidad de ofrecer financiamiento a las instituciones culturales, igual que hace en otras áreas.
Pero el papel del Estado en la promoción cultural en una sociedad democrática debe limitarse a canalizar recursos económicos a instituciones dirigidas por consejos con suficiente independencia y legitimidad social para garantizar una representación plural.
En las sociedades democráticas avanzadas ha sido posible lograr una relativa independencia de las instituciones culturales por el alto nivel de profesionalización, la estabilidad laboral, y los códigos éticos que rigen el Estado y lo someten al escrutinio de la población y los medios de comunicación. Son sociedades donde predomina una cultura cívica de respeto a la independencia de la actividad cultural; pero incluso en esas sociedades se producen fuertes tensiones cuando surgen gobiernos con énfasis en proyectos ideológicos unificadores.
En sociedades como la dominicana, con democracias precarias y cargadas de elementos autoritarios, es más negativo que positivo que el Estado asuma directamente la dirección de las instituciones y eventos culturales.
Ese Estado, con abundancia de corrupción y clientelismo, y una burocracia de baja profesionalización, extiende al mundo de la cultura sus prácticas manipuladoras y carentes de creatividad.
Cuando el Estado controla directamente la producción cultural, se golpea generalmente la independencia del artista, y ellos se ven compelidos a enfilarse con los políticos para asegurar su supervivencia.
En estos días es tiempo de la Feria del Libro. Diversas instituciones estatales despliegan los pabellones más costosos donde no exhiben libros, sino folletos o memorias.
En vez de gastar tanto dinero en andamiajes, esas instituciones podrían editar cada año un par de libros importantes de la literatura dominicana y venderlos a costo de producción. Así ganaría el público, y las instituciones estatales invertirían dinero para fomentar la cultura de la lectura, real objetivo de una feria del libro. Podrían también organizar concursos de ensayos y regalar a las escuelas ganadoras una cantidad de libros para sus bibliotecas.
En fin, hay muchas actividades dirigidas a fomentar la lectura que las instituciones estatales podrían realizar, en vez de gastar tanto dinero en montaje de pabellones que serán derrumbados en dos semanas, dejando la Plaza de la Cultura sucia y destartalada.
No solo Sabana de La Mar lo agradecerá…sino el país
Por VÍCTOR PIMENTEL K.
El Presidente Danilo Medina, convencido de que “el turismo es nuestro petróleo”, ha impartido instrucciones al eficiente Ministro de Obras Públicas, Lic. Gonzalo Castillo, para que a finales del 2014 queden concluidos los trabajos de la carretera Bávaro-Uvero Alto-Miches-Sabana de la Mar, conocida como Bulevar Turístico del Este, con una extensión de 110.83 kilómetros de longitud, cuya construcción la está llevando a cabo la empresa brasileña Odebrecht, obra vital para el desarrollo turístico sostenible de esa empobrecida región.
Esta noticia ha sido motivo de júbilo en Sabana de la Mar, pero lamentablemente este municipio de unos 20 mil habitantes, no obstante estar ubicado en la entrada al Parque Nacional Los Haitises, que tiene con Caño Hondo y sus cuevas con pinturas indígenas uno de los principales destinos de recreo de la región, continúa prácticamente aislado del resto del país, por la falta de una moderna y segura carretera que lo integre de forma rápida a la Capital, al Cibao y a las demás regiones del país.
La actual carretera Hato Mayor-Sabana de la Mar, de unos 46 kilómetros de extensión, única vía para llegar a esta comunidad desde la Capital, fue construida hace más de 90 años (en el gobierno de Horacio Vásquez), y como en principio, sigue siendo un tropiezo al desarrollo económico y turístico de esa región, debido a su constante deterioro, agrietamiento y derrumbes, cuyo trayecto toma alrededor de dos horas y media, zigzagueando todo el tiempo a causa de las más de 200 curvas que la asemejan a una serpiente trepando un árbol, lo que ha dado lugar a que más del 90% de las personas que transitan este tramo carretero por primera vez, no quedan con gusto de volver hacerlo.
Dicha vía ha recibido parches en más de 40 ocasiones, siendo su última rehabilitación en el pasado gobierno de Leonel, donde se invirtió una suma superior a 500 millones de pesos (más de US$13 millones de dólares!!), según llegó a informar el anterior Ministro de Obras Públicas, Víctor Díaz Rúa. Sin embargo aún hoy parece un camino vecinal, aspecto éste por lo cual resulta obvio que insistir en presentar esta carretera al turismo, le hace más daño que bien a la imagen no solo de esa región, sino del país.
Ahora bien, la plausible decisión del Presidente Danilo Medina, de incluir hasta Sabana de La Mar, el Bulevar Turístico del Este, convierte definitivamente esta localidad en un punto clave para comunicar directamente toda esa región Éste de Punta Cana, Bávaro, Ubero Alto y Miches, con Monte Plata, la región norte de Samaná, Sánchez, todo el Cibao y Puerto Plata, además de El Gran Santo Domingo, lo que hace inminente e impostergable la construcción de una adecuada y moderna carretera que empalme dicho municipio con la nueva Autopista del Nordeste (Samaná-Santo Domingo).
Este tramo carretero es tan inminente y trascendental como lo sería un puente entre dos comunidades separadas por un río, pues con solamente usted echarle un vistazo al mapa de carreteras del país, se dará cuenta que el sentido común pide esta vía, cuyo tramo carretero tendría unos 40 kilómetros de longitud, del cual, gracia a la tecnología satelital, ya se tienen rasantes con curvas de amplios radios y agradable recorridos, exentas de sorpresas y desorientaciones, por lugares que en nada impactarían el Parque Nacional de los Haitises. De la misma forma, dentro de las opciones de trazado, dicha vía sería llevada por lugares que le adicionen otros atractivos turísticos, como el Salto Yanigua, balneario ubicado a 10 Kms del poblado de El Valle, en cuyas aguas y entornos hay minas de ámbar y carbón mineral, que es recogido por los lugareños para la venta. Y el hecho de que Odebrecht construirá, además, una terminal portuaria en Sabana de la Mar, donde operará un Ferry que facilitará el transporte de vehículos y turistas desde y hacia Samaná, hace dicha vía más interesante, ya que tanto el turismos que nos visita, como el local, tendrían la opción de hacer el recorrido por un lado y regresar por el otro.
Es decir que con la culminación de este proyecto vial los turistas gastarán más dinero en las diferentes localidades por donde pase y adonde dicha vía los incentive a desplazarse, lo cual es el objetivo en todos los países con un flujo turístico como el nuestro QUE EL TURISTA GASTE!!
El hecho de no haberse iniciado esta vía, constituye una injusticia, no solamente para los 25 mil habitantes de las comunidades de Sabana de la Mar y El Valle, sino para los más de 6 millones de personas que componen el Gran Santo Domingo y todas las demás regiones que dicha vía enlazaría, quienes lógicamente agradecerían sobremanera al gobierno de turno que haga de esta carretera una realidad, ya que, además de los atractivos señalados, solamente en el trayecto de Santo Domingo a Sabana de la Mar, dicha vía reduciría el tiempo de viaje de 3½ horas que se toma en la actualidad, a tan solo 50 minutos con una velocidad de recorrido promedio de 80 Km/Hora.
Lo asombroso de este trascendental proyecto vial es que su costo es de aproximadamente unos US$40 millones de dólares, equivalente al 10% de lo que costará la AUTOPISTA CIBAO-SUR (sin quitarle mérito a esta otra importante obra vial).Pero más sorprendente aún es que dicho tramo carretero le aportaría al país más de 100 millones de dólares al año en divisas, tomando en cuenta que solamente el 2% (porcentaje muy conservador) del turismo que anualmente visitan todas esas zonas y la Capital, hagan uso de las diferentes excursiones que dicha vía motivaría.
El pedimento de la citada carretera no es de ahora, ya que la Cámara de Diputado, en sesión extraordinaria celebrada el día 27 de junio del año 2002, aprobó en única lectura el “Proyecto de Resolución”, presentado por el Diputado Rolando Pimentel Baralt, mediante el cual se solicitó al Sr. Presidente de la República, en ese entonces el Ing. Hipólito Mejía, “incluir en el Presupuesto de Ingreso y Ley de Gastos Público, la construcción de un tramo de carretera desde Sabana de la Mar, a empalmar con la carretera en construcción Samanà - Santo Domingo”.
Yo exhorto al Presidente de la República, Danilo Medina, que continúe demostrando que sus declaraciones de “hacer lo que nunca se ha hecho” y de que “el turismo es la locomotora del desarrollo económico de la nación” no son puras palabras, para que,dentro del más breve plazo que razonablemente considere posible, imparta las instrucciones de lugar, ya sea al Ministro de Obras Pública o al Director de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), a fin de que se llame a licitación para la construcción de tan importante tramo carretero. Y le repito, señor Presidente, que no es solamente la comunidad de Sabana de la Mar, sino que es el país en general quien se lo agradecerá.
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