En su más reciente informe, el departamento de Trabajo indicó que la economía nacional generó cerca de un millón y medio de puestos en los últimos 12 meses, algo que políticamente puede favorecer las aspiraciones de los demócratas de mantener la Casa Blanca en noviembre de 2016.
Aunque el Gobierno se congratuló por este resultado, -sin dudas muy distinto al legado de recesión dejado por la administración republicana de George W. Bush (2001-2009)-, los números revelan que los negros e hispanos se mantienen como los más afectados por la falta de trabajo. Entre los afroamericanos, el indicador de desempleo se situó en 9,5 por ciento, cuatro décimas más que en agosto; y en los hispanos se redujo al 6,6 por ciento, mientras que entre los blancos fue de 4,4 por ciento, dos décimas menos respecto al registro anterior.
En este sentido, el presidente Barack Obama advirtió el sábado al Congreso que vetará cualquier ley de presupuesto que signifique recortes de puestos de trabajo o alza de impuestos para la clase media.
Desde su discurso sobre el Estado de la Unión, el 20 de enero, el líder del Ejecutivo implementa una estrategia dirigida a tratar de ganar un mayor número de seguidores entre la clase trabajadora, sobre todo después de que los republicanos se hicieron del control de ambas cámaras del Capitolio.
En sintonía con esto, el gobernante envió al Congreso un plan presupuestario para el año fiscal 2016, donde propone el fin de lagunas fiscales y aumentar el pago de impuestos a las grandes fortunas, con el objetivo de financiar programas de ayuda a la clase media.
A juicio de analistas, la Casa Blanca intensifica su discurso a favor de este segmento poblacional como estrategia para situar la cuestión de la desigualdad económica en el centro del debate político, y mejorar
la imagen del bando demócrata a un año de las elecciones presidenciales. Pese a ello, Obama ha visto cómo sus propuestas económicas, especialmente las de su segundo mandato, languidecen en el Congreso ante el bloqueo republicano, entre ellas la de elevar el salario mínimo a 10,10 dólares la hora a nivel nacional, lograr la igualdad salarial entre hombres y mujeres o financiar proyectos de infraestructura.
El Día del Trabajo en Estados Unidos se celebra el primer lunes de septiembre y es una fecha con la cual se busca reconocer los derechos de la clase trabajadora en todo el país.
Llama la atención que en esta nación norteña el 1 de mayo no constituye un día de festejos; algo que resulta paradójico, pues la ciudad de Chicago constituyó el origen de la celebración de la cual toma parte la clase obrera de casi todo el mundo.
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