El Ejército ruso ha cambiado de táctica en su guerra contra Ucrania, ya se nota la superioridad en cuanto al poderío aéreo con que cuentan las tropas de Moscú, que poco a poco van tomando control de gran parte del territorio ucraniano.
En principio, los rusos se limitaron a lanzar ataques con las llamadas «armas tontas», las cuales no son guiadas por un sistema inteligente, por lo que pueden afectar a la población civil.
Sin embargo, ya las tropas de Putin están lanzando ataques con armas de precisión, como los misiles hipersónicos, que son capaces de burlar los sistemas de defensa del enemigo y golpear objetivos militares.
También están atacando con misiles de crucero de precisión, lanzados desde barcos ubicados en el Mar Negro, donde Rusia tiene una de sus flotas más poderosas.
Ello le da una significativa ventaja a las tropas rusas, que en los primeros días de la invasión, ocurrida el 24 de febrero, no mostraron su poderío aéreo, lo que hizo pensar a los ucranianos que podían derrotar a una de las más poderosas fuerzas militares del planeta.
Los rusos han destruido gran parte de la infraestructura militar ucraniana, cuyos líderes han reiterado que necesitan ayuda de los países que integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte para poder vencer a las fuerzas del Kremlin.
En algunas ciudades, como Kiev, la capital de Ucrania, las tropas de Putin no han podido tomar el control, debido a que las mismas fueron fortificadas por el ejército ucraniano.
Sin embargo, los ataques aéreos rusos han causado graves daños en la infraestructura tanto civil como militar de Ucrania.
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