Alianza opositora para restaurar la esperanza
Por: ISAAC FELIZ
La alianza opositora se perfila como el catalizador de la derrota del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en las elecciones municipales y presidenciales de 2024.
Las cualidades que la caracterizan le otorgan una sólida probabilidad de éxito, especialmente si consideramos la robustez estructural del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el liderazgo de Leonel Fernández en Fuerza del Pueblo (FP).
No obstante, el partido oficialista ha desplegado toda su maquinaria mediática en un intento por socavar la cohesión de esta coalición opositora. Han recurrido a la desinformación para sembrar la discordia entre sus diversos miembros. Sin embargo, la verdad innegable es que se encaminan inexorablemente hacia una derrota inevitable.
Si los líderes de las organizaciones opositoras actúan con la inteligencia que requiere este momento histórico, podrían bien encontrarse subiendo las escalinatas del Palacio Nacional el 16 de agosto de 2024.
La pregunta que surge es: ¿por qué unirse en esta alianza? La respuesta, en mi opinión, yace en el clamor del pueblo dominicano. La población se siente desesperanzada y desorientada bajo un gobierno que responde a los problemas nacionales con excusas vacías y, en ocasiones, los oculta, esperando que se agraven aún más.
La improvisación ha llegado a ser la norma, y no tienen una visión clara de cómo abordar los desafíos del país. Los ciudadanos recuerdan con nostalgia los días en que la República Dominicana experimentaba un crecimiento económico promedio del 5,3%, liderando la región en este aspecto, y manteniendo la inflación en cifras favorables.
Además, esa estabilidad macroeconómica permitió la construcción de proyectos emblemáticos como el Metro de Santo Domingo, el Instituto Tecnológico de Las Américas (ITLA), el teleférico, extensiones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), el Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (INAIPI), túneles, elevados, hidroeléctricas, Punta Catalina, carreteras y puentes, incluyendo el icónico Puente Juan Bosch.
También se implementaron programas sociales vitales para los más desfavorecidos, como «Progresando con Solidaridad», que lamentablemente ha experimentado serias irregularidades en los últimos tres años de gobierno, junto con iniciativas como el bono luz, el bono gas y becas para estudiantes.
Hoy en día, la miseria se ha adueñado del país. Los más vulnerables apenas pueden permitirse una comida al día, así lo confirma un estudio de mercado de la compañía de investigación Kantar Worldpanel División, donde expresa que el 49% de los dominicanos se ve obligado a pedir prestado para alimentarse.
Las calles resuenan con un clamor unánime pidiendo el retorno del progreso, la prosperidad y el desarrollo sostenible que el PLD proporcionó durante sus 20 años en el poder. Durante ese período, la faz del país cambió de manera positiva y se convirtió en una estrella en el Caribe.
No obstante, lamentablemente, se percibe en las calles que esta estrella se ha eclipsado. Como dirían los científicos, ha ocurrido una «singularidad» debido a una administración ineficiente que ignora las necesidades del pueblo y, de manera cínica, se jacta de «logros históricos» que no son más que una farsa.
Por estas razones, ha surgido esta gran coalición opositora, con el propósito de restaurar la esperanza a aquellos que la habían perdido por completo.
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