lunes, 24 de marzo de 2025

Una Opinion

 

Haití, país pobre, absorberá 
a uno más rico

Avalancha humana hacia RD

La hipótesis de que Haití, en su estado de extrema pobreza, en las próximas cuatro décadas podría absorber la República Dominicana, no solo es una provocación intelectual que hago, sino una posibilidad que merece un análisis profundo.

Esto, claro está, no desde una perspectiva de fusión-Nación o conquista, sino como un fenómeno socio-económico inevitable dado el curso de los acontecimientos actuales.

Este planteamiento, aunque inicialmente pueda parecer exagerado, cobra fuerza si consideramos las dinámicas demográficas, la presión migratoria y la incapacidad estructural de Haití para sostenerse a sí mismo como Estado funcional.

En este artículo argumento simplificando las definiciones, aunque manteniendo la conceptualización qué de continuar las tendencias actuales, esta absorción no solo es probable, sino que es el desenlace más previsible si no se toman las medidas correctivas.

Aquí les presento mis razonamientos para respaldar esta hipótesis.

1ro). La tendencia demográfica una bomba de tiempo

Haití tiene una de las tasas de natalidad más altas del Caribe, mientras que la República Dominicana experimenta una disminución de su crecimiento poblacional debido al desarrollo económico y los cambios en sus hábitos culturales.

De seguir esta constante, en 40 años la población haitiana podría, dentro del territorio, superar con creces la dominicana, y sumar una expulsión migratoria masiva por aire, mar y tierra que desbordará la capacidad de control migratorio.

El autor es politólogo y teólogo. Reside en Nueva York

Este fenómeno, lejos de ser un movimiento ordenado, generará un impacto significativo en los sistemas de salud, educación y empleo.

La isla, como un todo, enfrentará un problema estructural: un lado incapaz de retener a su gente y otro incapaz de asimilar.

2do). La presión migratoria y el desgaste social

Actualmente, los haitianos representan una parte importante de la fuerza laboral informal, especialmente en sectores como la construcción, la agricultura, motoconcho, seguridad, ventas ambulantes y servicio doméstico presionando el Presupuesto de la Nación en los sistemas de salud y educación.

Sin embargo, este intercambio no ocurre sin tensiones.

La percepción de que los haitianos “quitan empleos”, comprimiendo los servicios públicos y alterando la cultura dominicana, es evidente en el discurso político mediático, dada su realidad.

De mantenerse esta dinámica sin regulación, se llegará a un punto en que el país no podrá diferenciar entre integración y absorción.

La falta de políticas claras para manejar esta migración masiva convertirá a los haitianos en una presencia predominante en regiones específicas del mapa (provincias-barrios) dominicano, diluyendo las barreras culturales nacionales.

3ro). El colapso Estatal de Haití

Haití se enfrenta a una crisis prolongada de gobernabilidad.

El Estado haitiano, debilitado por décadas de corrupción, faltas de servicios, impacto antrópico, violencia, narcotráfico, inestabilidad política, crisis económica, desastres naturales y dependencia de la ayuda internacional, no muestra signos de recuperación a mediano plazo.

Esto nos indica que en cuatro décadas, de no producirse un cambio radical, Haití podría transformarse en un Estado fallido, si es que ya no lo es; absoluto y permanente, lo que aceleraría la migración masiva hacia la parte oriental de la isla como única alternativa de subsistencia.

Descrito, este escenario sitúa a la República Dominicana en una paradoja: un país con mayor estabilidad y riqueza relativa que, debido a su proximidad, se verá obligado a asumir la carga que Haití no puede manejar.

4to) La paradoja de la absorción

La absorción, en este contexto, no implica que Haití domine a la República Dominicana en términos militares, políticos o económicos, sino que su colapso terminará definiendo el destino de ambos países.

La migración descontrolada y la presión social podrían erosionar la identidad cultural dominicana y redistribuir los recursos de una manera que comprometa su desarrollo.

De esta forma, el país más pobre habrá “absorbido” al más rico al redefinir sus prioridades, agotar sus recursos y transformar su composición social.

Y 5to). ¿Se puede evitar este destino?

La única manera de revertir esta tragedia es mediante una contundente intervención internacional regional en Haití.

Esto implica reconstruir sus instituciones, promover la estabilidad política y desarrollar su economía.

Por su parte, la República Dominicana debe adoptar políticas migratorias claras, basadas en el respeto a los derechos humanos, pero también en la protección de sus recursos y Soberanía.

La solución no puede limitarse a “reforzar fronteras”.

Ambas Naciones, juntas con la comunidad internacional, deben diseñar un “plan de desarrollo integral” que contemple a La Isla Española como un espacio —geopolítico— único, con oportunidades y retos compartidos delimitando las identidades.

Conclusión

Si las tendencias actuales persisten, en 40 años la República Dominicana estará en una posición de absorción involuntaria, no porque Haití sea más fuerte, sino porque su debilidad se impondrá como una carga imposible de ignorar.

Solo a través de la colaboración y cooperación estratégica, ambos países podrán evitar un futuro en qué los problemas de uno definan la supervivencia del otro.

El tiempo para actuar es ahora, mientras aún existan los recursos y la voluntad política para evitar el desenlace donde el más pobre colapse al más rico.

Porque la debilidad de Haití, diferenciando el contexto histórico. Será su fortaleza para repetir un 9 de febrero de 1822.

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